lunes, 18 de mayo de 2009

la importancia...

“¿y tu de quien eres?” típica pregunta que últimamente estoy acostumbrado a oír cuando voy a mi pueblo, mis largas ausencias, y que ya no soy el chiquillo que correteaba por los barrios hace desubicar a la gente… “pues yo soy nieto de Quintín”. Quintín Pérez… ahí es a lo mas lejos que puedo, y quiero, llegar en mi árbol genealógico para explicaros el porque de mi apellido. Cuando respondo a la gente con esto enseguida se oye un largo “aaaaaaaahhhh” a lo que sigue la pregunta de… “¿y de cual de los tres eres hijo?”... Mis abuelos tuvieron cuatro hijos, de los cuales yo soy segundo y último hijo del tercer hijo de mis abuelos…. ¡¡¡Un lío!!!!.

Archi-conocido en el pueblo, un rabo de lagartija, de estatura mas bien baja (genes que no he heredado), no paraba quieto en ningún sitio, le daba igual ir solo a cualquier parte, hablaría con cualquiera, no tenía ningún tipo de prejuicios, le encantaba el campo, llevaba siempre un bastón que no le hacia ninguna falta, yo creo que lo llevaba para chulear como buen madrileño, le encantaba ir a los “Madriles”, cualquier excusa era buena, no había calle de Madrid que no conociera… y por supuesto, era un abuelo de los de antes, de los de la guerra….

La verdad es que siempre le he dado mas importancia a mi segundo apellido, “Matey”, poco común y difícil de encontrar, mi relación con los Matey siempre ha sido más cercana, familiar y un largo etc. que con los Pérez, lo que no quiere decir que deje de lado a mi familia Pérez, pero si hay una diferencia. Además, en nuestra familia el apellido Matey se pierde, mis abuelos maternos tuvieron tres hijas, de las cuales yo soy segundo y último hijo de la segunda hija de mis abuelos… lo que hace posicionar el apellido en segundo lugar para todos los hijos de las hijas de mis abuelos….

De pequeño siempre decía que cuando fuese mayor me lo cambiaría, pondría delante Matey del Pérez, así, si algún día tenía descendencia seguiría el “Matey”, sin contar claro, que tuviera una niña. Todavía no he debido hacerme lo suficientemente mayor, porque sigo con Pérez delante de Matey. De momento le rindo mi pequeño tributo y cuando firmo algún dibujo, algún comentario, o lo que sea, hasta cuando es algo de trámite legal se refleja bien el “Matey”.

Ahora que ya sabéis cuales son mis apellidos “Pérez Matey” podréis comprobar que Pérez es mas tradicional, fácil de recordar, común… ¿quien no conoce a alguien que se apellide Pérez?… pero ¿Matey?, es raro encontrárselo, y el apellido en si, yo diría que es elegante, diferente, incluso algunos lo califican de artístico. Esa misma mezcla podría definirme a mi, algo tradicional con un punto diferente…

Este año le he sumado un punto positivo, o dos, al apellido Pérez... cosas del destino, de la casualidad, de porque sí, nos hemos juntado para este trabajo tres personas que nos apellidamos Pérez ¡¡increíble pero cierto!! si lo hacemos aposta no nos sale… de ahí el nombre de este trabajo, hemos tomado prestado el nombre de la obra de teatro “La importancia de llamarse Ernesto” de Oscar Wilde y le hemos dado nuestro pequeño toque. Aprovecho para invitaros a leer esta obra, yo lo he hecho… cuando lo hayais leido respondedme a esta pregunta… ¿quién no se ha bumburizado alguna vez?.

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